Los recortes presupuestarios en cultura y sanidad también han afectado notablemente a las infraestructuras del Depósito que, incapaz de asumir los costes derivados de la instalación de un sistema de aire acondicionado, estoy en la obligación de clausurar temporalmente las puertas de La diseccionadora de libros hasta que las temperaturas desciendan hasta límites aceptables para desarrollar correctamente mis autopsias literarias. Además, tampoco es que rechace la posibilidad de concederme unas merecidas vacaciones hasta septiembre. 

Al igual que años anteriores, aprovechare estos meses para disfrutar con la prosa de mis autores favoritos como Henning Mankell (Asesinos sin rostro), Haruki Murakami (El elefante desaparece), Almudena Grandes (Los besos en el pan) o Don Delillo (Submundo). O la posibilidad de descubrir nuevos autores que merezcan ser diseccionados como el director canadiense, David Cronenberg (Consumidos); la última ganadora del Nobel de Literatura, Svtlana Alexiévich (Voces de Chérnobil); o los últimos rostros del denominado subgénero domestic noir, Paula Hwakins (La chica del tren) y Fiona Barton (La viuda). 

De igual forma, no debemos olvidar la expresión mens sans in corpore sano, así que este verano quiero seguir entrenando junto a mis compañeros de crossfit, teniendo las competiciones que empiezan en octubre como próximo objetivo. 

Si bien procuraré teneros informados de la actualidad literaria, me despido de vosotros hasta septiembre deseándoos un verano repleto de buenas lecturas. Recordad que si no podéis viajar, un libro es siempre el mejor destino. 

Un abrazo 

María del Carmen Horcas (La diseccionadora de libros)
Sinopsis: En una calurosa mañana de verano en la isla de Sandhamn, un turista que está paseando con su perro por la playa descubre el cuerpo sin vida de un hombre. Una semana después aparece una segunda víctima, esta vez una mujer. 

Thomas Andreasson, de la comisaría de Nacka, un suburbio de Estocolmo, debe encargarse del caso. Thomas, que aún está afectado por la muerte de su hija y su posterior divorcio, se reencuentra por casualidad con su mejor amiga de la infancia, Nora Linde. Esta abogada especializada en derecho financiero también tiene sus propios problemas personales, ya que su relación con Henrik, que dedica más tiempo a su trabajo y a su barco de vela que a su familia, es complicada. 

Crítica: La turística isla de Sandham se ha convertido en uno de los destinos preferidos por la población sueca para disfrutar durante sus vacaciones estivales con los múltiples atractivos que ofrece esta pequeña localidad del archipiélago. Apenas treinta kilómetros separan a la capital de este pueblo marítimo conocido por sus playas, la belleza agreste de su fauna o las apacibles aguas que la circundan. De hecho, la oferta turística se caracteriza por la posibilidad de practicar múltiples deportes acuáticos, así como su intensa vida nocturna y la amplia oferta gastronómica. Sin embargo, la apacible vida en esta idílica isla es perturbada por la aparición de un cadáver en sus playas de arena blanca. A partir de ese momento, y tras el descubrimiento de un segundo cuerpo, los habitantes empiezan a contemplar el mar con miedo, porque la aparente tranquilidad de sus aguas esconde peligros hasta ahora desconocidos. 

«En aguas tranquilas», la primera novela de la saga protagonizada por Thomas Andreasson y Nora Linde, es el nuevo fenómeno editorial de la novela negra sueca. A igual que sus homólogas, la escritora Viveca Sten analiza la disyuntiva que representa la irrupción de la violencia y la sensación de inseguridad en la vida cotidiana de los habitantes de una pequeña –y aparentemente pacífica- población a través de un thriller solvente y reflexivo sobre la corrupción de la sociedad sueca. 

Un planteamiento que recuerda notablemente al estilo de Camilla Läckberg, en especial por la elección de un escenario conocido y familiar, permitiéndole implicarse de una forma personal en el argumento de la novela. Si Läckberg convertía su lugar de nacimiento, la ciudad de Fjällbacka y alrededores, en la principal escena del crimen; Sten opta por la turística isla de Sandham en la que transcurrió la mayoría de su infancia y que ahora protege de la especulación inmobiliaria con objeto de proteger su ecosistema, así como la arquitectura romántica tradicional de sus edificios. 

Precisamente, ambas escritoras pretenden evidenciar la preocupante situación de su país a través de sus novelas, siempre partiendo de pequeños núcleos de población que reflejan los problemas generales de Suecia. Es decir, la autora sueca consigue que el lector se sienta identificado –y, a consecuencia, perjudicado- con estos problemas de la sociedad planteándolos en un contexto cercano y familiar para acabar extrapolándolo al conjunto de la población. 

De esta forma, Viveca Sten desarrolla una inflexible crítica contra la corrupción urbanística, el fraude fiscal y la evasión de impuestos, la sobrexplotación de los recuerdos naturales a consecuencia de la masificación turística, los privilegios de la tradicional clase alta sueca y los nuevos ricos, que empiezan a sustituir a la antigua aristocracia del país con su inmenso patrimonio de origen incierto y extravagantes caprichos… 

Si bien, el auténtico atractivo de la novela no reside exclusivamente en la ambientación, sino en la pareja protagonista, el agente de policía Thomas Andreasson y la abogada Nora Linde, en especial, cuando los contrastamos con el anquilosamiento de los personajes secundarios. 

Desde las primeras páginas, Viveca Sten transmite el afecto personal hacia ambos personajes, priorizando sus conflictos domésticos sobre la investigación policial que, durante los últimos años, se ha convertido en una tendencia visible dentro del género negro y policíaco hasta converger en el denominado subgénero domestic noir, con éxitos de tanta relevancia como «Perdida» (Gillian Flynn), «La chica del tren» (Paula Hawkins) o «La viuda» (Fiona Barton). 

Es cierto que la primera novela de Viveca Sten resulta sencilla en comparación. La debutante escritora sueca no confiere de una atmósfera malsana al argumento, tampoco apreciamos una ambigüedad moral en sus personajes, perfectamente catalogables desde la introducción, o la capacidad de perturbar el discernimiento psicológico del lector. «En aguas tranquilas» es una lectura correcta, entretenida e incluso podríamos utilizar el calificativo amable para referirnos a ella. No obstante, carece de originalidad a consecuencias de las semejanzas de estilo con sus predecesoras, resultando predecible en la conclusión de la novela. 

A pesar de ello, Viveca Sten demuestra un notable dominio en el desarrollo de la personalidad correspondiente a Andreasson y Linde. Cabe destacar el menor protagonismo que la autora concede a Thomas en contraposición a Nora, consiguiendo simbolizar el distanciamiento del policía con respecto a su entorno, tanto profesional como personal, desde la pérdida de su hija. Por el contrario, Linde posee una presencia mayor que su amigo, pese a que el argumento de la novela oscila alrededor de los crímenes en Sandham, porque los conflictos de su matrimonio acabarán determinando el tono en las posteriores entregas de la saga. 

Adviértase que, aunque catalogada como una novela negra policíaca, es fácil apreciar múltiples detalles asociados al género chick lit: las dificultades para compatibilizar la vida laboral y la familia, la compleja relación con su familia política, las constantes preocupaciones por la educación de los hijos, la falta de equidad en el matrimonio, entre otros. 

Por consiguiente, los terribles asesinatos en la isla de Shandham y la posterior investigación criminal representan, en realidad, una excusa narrativa que permiten a Viveca Sten describir el drama personal de Thomas y Nora. 

En conclusión, «En aguas tranquilas» es una novela en la que converge el thriller policíaco, la crítica social o el drama doméstico, teniendo como principales atractivos el escenario principal de la acción, la turística isla de Sandham, y la evolución de la pareja protagonista, Thomas Andreasson y Nora Linde. Si bien, los símiles en el estilo narrativo de Viveca Sten con sus predecesoras, destacando a Camilla Läckberg como principal influencia, aquejan la falta de originalidad en el argumento, resultando incluso previsible en su conclusión. A pesar de ello, la debutante escritora sueca ofrece una lectura entretenida y, al mismo tiempo, crítica con la pretensión de que el lector reflexione sobre los acuciantes problemas de la sociedad sueca que se esconden bajo las apacibles aguas de un falso paraíso. 

LO MEJOR: El escenario principal de la novela, la isla de Sandham. La humanidad que transmiten Thomas Andreasson y Nora Linde, así como la evolución de su personalidad durante el desarrollo de la novela. La crítica social inherente en el relato. 

LO PEOR: El anquilosamiento de los personajes secundarios. La falta de originalidad y la previsibilidad del argumento ante las semejanzas de estilo con sus predecesoras, especialmente notable la influencia de la prosa de Camilla Läckberg. Propiamente, la novela no puede considerarse una novela negra, sino un libro en el que apreciamos influencias de múltiples géneros (novela paisajística, social, e incluso chick lit) orientándose hacia un público femenino adulto. 

Sobre la autora: Viveca Sten nació en 1959 en Estocolmo. Es una de las autoras contemporáneas más populares de Suecia. Durante años fue jefa del departamento jurídico de Correos de Suecia, y en 2008 publicó En aguas tranquilas, la primera entrega de la serie negra protagonizada por Thomas Andreasson y Nora Linde. Su debut se convirtió en un gran éxito, tanto en Suecia como en otros países europeos. 

Con esta y las siguientes entregas de las serie, Viveca Sten se ganó a millones de lectores, y desde el año 2011 se dedica solo a la escritura. La autora, que vive con su esposo y sus tres hijos al norte de Estocolmo, pasa largas temporadas en la isla de Sandhamn, donde su familia posee una casa de vacaciones. De hecho su propia historia está ligada a esta isla, donde transcurren sus novelas. Desde el 1917, la familia Sten ha pasado todos sus veranos en la isla de Sandhamn, donde están ambientadas sus novelas. 
Sinopsis: Tal vez las verdaderas experiencias emocionales, las que nunca se olvidan, sean las que se producen en la adolescencia, ese territorio quebradizo en el que uno se asoma por primera vez a la vida adulta. Estaciones de paso recoge cinco historias de adolescentes abocados a vivir circunstancias que les sobrepasan, pero que, sin sospecharlo, acabarán forjándoles como adultos. Son historias de determinación y coraje, de conflicto con el entorno familiar, pero también de amor, de educación sentimental y de formación de la conciencia. Como el muchacho de «Demostración de la existencia de Dios», que mediante el relato ingenuo de un partido de fútbol narra su tragedia. O la joven que en «Tabaco y negro» se siente heredera de un don y de un oficio legendarios. O Carlos, que evoca en «El capitán de la fila india» las vacaciones que vieron nacer su compromiso político. O Maite, que en «Receta de verano» cocina su confusión interior mientras cuida de un padre inválido. O Tomás, que en «Mozart, y Brahms, y Corelli» consigue seducir a una mujer tan bella que era pura música. En Estaciones de paso, Almudena Grandes ofrece una galería inolvidable de jóvenes, aturdidos y desorientados, pero empeñados en salir adelante, magistralmente retratados aquí a partir de pretextos tan dispares como el fútbol, los toros, la política, la cocina o la música... 

Crítica: La adolescencia representa la transición entre la infancia pérdida y la edad adulta. Al igual que el cambio de las estaciones implica una metamorfosis con objeto de sobrevivir ante las nuevas –y adversas- circunstancias del entorno, los jóvenes tienen la obligación de abandonar la edad de la inocencia para aceptar -con resignación- sus nuevas responsabilidades. 

«Estaciones de paso» es una antología compuesta por cinco relatos de adolescentes que describen los sentimientos antagónicos de sus jóvenes protagonistas ante las situaciones vitales que acabarán definiéndolos como adultos cuando todavía no han dejado de ser niños. 

Almudena Grandes describe con gran acierto y sensibilidad la disyuntiva que representa la adolescencia para sus cinco personajes –y, en última instancia, para el propio lector- relatando el permanente conflicto con el entorno familiar, el sentimiento de impotencia –y rechazo- ante los cambios advenidos, el descubrimiento del amor –y el sexo-, la nostalgia por la inocencia pérdida, entre otros. 

«Demostración de la existencia de Dios» es un monólogo interior repleto de rabia e impotencia. La frustración del protagonista ante su reciente doble pérdida acaba degenerando en un violento sentimiento de rechazo contra los aparentes caprichos del destino. Un relato figuradamente ingenuo que, en realidad, pretende ocultar detrás de su lenguaje jactancioso y violento el sentimiento de vulnerabilidad ante el progresivo derrumbamiento de su entorno, consciente de la ironía de la vida. De ahí, el desesperado conato de devolver la normalidad a su vida a través la fe ciega en su equipo de fútbol. 

«Tabaco y negro» es una inteligente reflexión crítica repleta de humor negro e ironía sobre la excesiva importancia que concedemos a las apariencias, la pusilanimidad de la moda actual o la obsesión por el cuerpo joven y sano. Paloma observa las contradicciones de una sociedad basada exclusivamente en el aspecto exterior, sin preocuparse realmente por la persona. Las prendas carecen de una auténtica personalidad, provocando crisis de identidad en aquellos que las exhiben con un desmedido –e incomprensible- orgullo contraponiéndolo con la artesanía de los trajes de luces que vendía su abuelo. 

«El capitán de la fila india» es, posiblemente, el relato más desigual de la antología. Al contrario que los anteriores, el narrador es un adulto, Carlos, que se niega a crecer. El protagonista evoca constantemente aquellos años desprovistos de cualquier preocupación –y responsabilidad- que tienen como principal escenario el piso de sus abuelos, el lugar en el que transcurrió la mayoría de su infancia y que ahora se ha convertido en una incómoda herencia. Sin embargo, Carlos se niega a desprenderse del último vínculo con su pasado, porque significaría reconocer que ya no tiene donde regresar, que su familia –incluyendo su esposa y si hija pequeña- se ha convertido en extraños o que su vida es una fuente constante de insatisfacción. 

«Receta de verano» es un emotivo relato sobre el amor incondicional de una hija hacia su padre, quien pretende devolverle la salud aprendiendo a cocinar su plato favorito. Al igual que la mezcla de ingredientes, los sentimientos de Maite acaban convirtiéndose en una confusa mixtura de emociones cocinados a fuego lento desde el fatal accidente de su progenitor dejando un sabor agridulce en el lector. Un relato que posee varios paralelismos con la novela «Como agua para chocolate» de Laura Esquivel al tratarse ambas de una historia sobre amores imposibles en un contexto de tragedia familiar protagonizados por una joven obligada a renunciar a sus propios deseos, a su hambre de amor para satisfacer el apetito de los demás a través de su cocina. 

«Mozart, y Brahms, y Corelli» es un relato sobre la belleza interior de las personas a través del amor inocente, casi infantil, de Tomás hacia una de las prostitutas más bellas de la Casa de Campo, Fernanda. La belleza de la música consigue imponerse en un contexto donde predominan el sexo vacío, la resignación ante la evidencia o los anhelos insatisfechos de otras vidas posibles. Un relato sobre los marginados por la sociedad que consiguen sobrevivir a la hipocresía moral en el anonimato, permaneciendo aislados. Sin embargo, la presencia del Tomás cambiará la rutina de aquellas mujeres acostumbradas a no ser nadie. Igual que ellas, el joven sabiéndose feo, gordo y con gafas no considera merecedor de Fernanda y, precisamente, sus defectos le permiten empatizar con su situación, identificándose con su soledad voluntaria para evitar el rechazo. Con todo, Tomás acabará comprendiendo que la música no debe limitarse a la interpretación, requiere arriesgarse, exponerse al fracaso, equivocarse… En definitiva, Tomás debe madurar para conseguir hacerla suya. 

La antología de la escritora madrileña se caracteriza por una prosa contemporánea y urbana en la que predominan las reflexiones personales de los protagonistas en contraposición con la escasez de diálogos. Es obvio que la intención de la autora es exponer el retraimiento de los adolescentes respecto a su entorno, el sentimiento de incomprensión; y, de forma simultánea, centrar por completo la atención del lector en los personajes y sus conflictos ante los cambios advenidos. 

A pesar de que Almudena Grandes consigue un relato intimista, se hubiese agradecido una mayor interacción y una menor tendencia al victimismo fácil, tal y como sucede con «El capitán de la fila india», ante las constantes reflexiones personales frente a la falta de acción. Es más, cuando finamente platican con los demás personajes, las conversaciones resultan demasiado forzosas, artificiales e incómodas en comparación a la naturalidad con la que se expresaban los pensamientos. 

Por otro lado, el estilo de la autora en el que apreciamos un uso excesivo de frases subordinadas o la abundancia de adjetivos en las descripciones perjudican notablemente el ritmo narrativo, así como la atención del lector ante la constante reiteración de ideas, recuerdos y acciones. 

Con todo, «Estaciones de paso» es una lección de madurez ante la incomprensión y la condescendencia adulta. Una antología sobre la compleja transición que representa para los adolescentes la pérdida de la infancia ante la obligación de seguir creciendo en un mundo de adultos todavía incomprensible para ellos. 

LO MEJOR: Una antología que describe con respeto y sensibilidad la adolescencia sin incurrir en el tono condescendiente de los adultos ante los jóvenes por su inexperiencia. La escritora madrileña consigue describir la disyuntiva que representan los cambios durante esta etapa en la definición como personas. La emoción de «Receta de verano». La ironía de «Tabaco y negro». 

LO PEOR: «El capitán de la fila india» es una relato oscilante y falto de atractivo. El exceso de reflexiones personales ante la falta de acción de los relatos. El estilo de la autora acaba resultando demasiado reiterativo, perjudicando al ritmo narrativo y, por consiguiente, a la atención del lector. 

Sobre la autora: Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón y El corazón helado, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Varias de sus obras han sido llevadas al cine, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. En 2010 publicó Inés y la alegría (Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz), primer título de la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que siguieron El lector de Julio Verne (2012) y Las tres bodas de Manolita (2014).
La calma precede a la tempestad 

Muerte y corrupción en la idílica isla de Sandhamn, el primer caso de Thomas Andreasson y Nora Linde, la serie literaria publicada en 25 países y que ha vendido 4 millones de ejemplares por una de las voces más aclamadas de la novela policiaca escandinava. 

Sinopsis: En una calurosa mañana de verano en la isla de Sandhamn, un turista que está paseando con su perro por la playa descubre el cuerpo sin vida de un hombre. Una semana después aparece una segunda víctima, esta vez una mujer. 

Thomas Andreasson, de la comisaría de Nacka, un suburbio de Estocolmo, debe encargarse del caso. Thomas, que aún está afectado por la muerte de su hija y su posterior divorcio, se reencuentra por casualidad con su mejor amiga de la infancia, Nora Linde. Esta abogada especializada en derecho financiero también tiene sus propios problemas personales, ya que su relación con Henrik, que dedica más tiempo a su trabajo y a su barco de vela que a su familia, es complicada. 

«Viveca Sten es una seria candidata al trono sueco de la novela negra.» (Grazia Magazin) 

«Un debut muy prometedor, con el que Viveca Sten entra en el grupo de los mejores autores de novela negra de Suecia.» (Dagbladet) 

La autora: Viveca Sten nació en 1959 en Estocolmo. Es una de las autoras contemporáneas más populares de Suecia. Durante años fue jefa del departamento jurídico de Correos de Suecia, y en 2008 publicó En aguas tranquilas, la primera entrega de la serie negra protagonizada por Thomas Andreasson y Nora Linde. Su debut se convirtió en un gran éxito, tanto en Suecia como en otros países europeos. 

Con esta y las siguientes entregas de las serie, Viveca Sten se ganó a millones de lectores, y desde el año 2011 se dedica solo a la escritura. La autora, que vive con su esposo y sus tres hijos al norte de Estocolmo, pasa largas temporadas en la isla de Sandhamn, donde su familia posee una casa de vacaciones. De hecho su propia historia está ligada a esta isla, donde transcurren sus novelas. Desde el 1917, la familia Sten ha pasado todos sus veranos en la isla de Sandhamn, donde están ambientadas sus novelas. La autora transmite muy bien la creciente sensación de inseguridad y miedo, cuando los asesinatos interrumpen el ambiente festivo en la isla.