Crítica de El niño 44 (Tom Rob Smith)

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Sinopsis: Leo Stepanovich Demidov, un prometedor agente del MGB, el servicio secreto ruso, es acusado de un delito de traición que no ha cometido y huye de Moscú con su mujer. Se refugia en las colinas y descubre que varios niños han sido brutalmente asesinados, un terrible episodio del que el Partido Comunista se desentiende. Decide emprender una investigación por su cuenta para esclarecer esas muertes, a sabiendas de que arriesga su vida y la de su mujer. 

Crítica: Andréi Chikatilo –o más conocido como El carnicero de Rostov- asesinó y mutiló a 53 personas, la mayoría mujeres y niños, durante dos décadas con total impunidad. La negativa de las autoridades rusas para aceptar la posible existencia de un homicida en serie dentro de sus fronteras, debiendo reconocer públicamente que el crimen no era exclusivo de las sociedades capitalistas; así como su aspecto anodino y amable comportamiento con las víctimas le permitieron dejar su sangrienta huella a lo largo de toda la ciudad de Rostov hasta su detención el 20 de noviembre de 1990. 

Inspirándose libremente en estos crímenes Tom Rob Smith realizó su debut literario con una novela negra diferente, «El niño 44», ambientada en la URSS de los últimos años del estalinismo y que, posteriormente, tendría su secuela con «El discurso secreto». A pesar de las excelentes críticas y siendo ganador –o finalista- de múltiples premios, tuvo una escasa acogida en nuestro país hasta su reedición en 2015, coincidiendo con el estreno en cines de su adaptación cinematográfica con la producción de Ridley Scoot. 

Al contrario que otros autores anglosajones, Smith opta por un escenario atípico, trasladando la acción a la sociedad soviética de los años 50 para describirnos una atmósfera opresiva de miedo, silencio, penurias y desconfianza entre sus habitantes. Únicamente el prólogo de la novela resulta demoledor al narrarnos la supervivencia de los aldeanos en las extremas condiciones del invierno ruso, cuando la mayoría moría de hambre –las tropas decomisaban las escasas provisiones por el bien común de la nación- y, tras el deshielo, el aire hedía por la descomposición de los cuerpos de aquellos que no habían resistido aquellos meses, en ocasiones poblaciones enteras. 

Si bien, conforme avanzan los capítulos –y las investigaciones de Leo y Raisa para detener al asesino- descubrimos las penosas condiciones de vida en los centros psiquiátricos de menores, la situación de desamparo de los huérfanos en los orfanatos, el hacinamiento en los pisos comunitarios, la escasez de alimentos y el racionamiento, la represión de la homosexualidad, los arrestos masivos, las confesiones obtenidas mediante torturas, y un largo etcétera. En realidad, los asesinatos representan una excusa del autor para relatarnos una historia más compleja sobre las consecuencias del fanatismo político. 

«El niño 44» es, en realidad, un sólido thriller político e histórico que abarca numerosas críticas sobre las estrategias de comunicación empleadas por los gobiernos –incluidos los actuales- que, basándose en el miedo, consiguen que los ciudadanos renuncien progresivamente, a sus derechos en favor del Estado que adquiere, de forma inversamente proporcional, mayor poder y, por consiguiente, libertad para realizar sus acciones con total impunidad. 

No obstante, resulta sorprendente encontrarse críticas que menosprecian la novela argumentando que es «políticamente correcta». Resulta sorprendente argumentar esta afirmación basándose en la objetividad de Tom Rob Smith, quien no realiza ningún comentario personal de los personajes ni sus acciones. Es decir, el autor tiende a limitarse a ser la voz narrativa de la historia, sin paráfrasis que pudieran condicionar al lector. 

De igual forma, sus detractores reprochan que la mayoría de los detalles sobre los crímenes reales estén censurados, concediéndole mayor importancia a otros detalles de la novela como el contexto o la evolución en la relación entre Leo y Raisa. Es cierto que el escritor inglés descuida bastante tanto la identidad del asesino –predecible para aquellos lectores que conozcan a Andréi Chikalito y su infancia- como la resolución de los crímenes, el único momento en que apreciamos una variación en el ritmo de la novela hacia una precipitada –y decepcionante- conclusión. 

Sin embargo, es necesario recordar que la intención de Tom Rob Smith no es una biografía ficticia de El carnicero de Rostov, sino un inteligente análisis político y social sobre temáticas de gran actualidad en un contexto alejado de las grandes metrópolis tan recurrentes como Londres o Nueva York. 

«El niño 44» se caracteriza por una prosa de gran visualidad –en la que se aprecia la experiencia del autor como guionista para cine y televisión- en el que predominan las imágenes monocromáticas de paisajes fríos y desolados como las almas de sus habitantes; un ritmo trepidante desde las primeras páginas; diálogos inteligentes repletos de matices; y, en especial, la pareja protagonista, Leo Stepanovich y Raisa Demidov. 

Tom Rob Smith nos ofrece dos magníficos personajes de personalidades antagónicas que, obligados a permanecer juntos por las circunstancias, deberán enfrentarse no solo a la obstinada resistencia de las autoridades para reconocer la existencia de un asesino en serie; también a la disyuntiva moral que implica la pérdida de su anterior posición privilegiada debiendo enfrentarse como cualquier otro ciudadano a la incertidumbre del día a día. 

En definitiva, «El niño 44» es un sólido e inteligente thriller que, inspirándose en los horribles crímenes de Andréi Chikalito, desarrolla una compleja novela diferente a otras del género, principalmente por el contexto –la URSS de los años 50- en el que destaca la visualidad de la prosa, el ritmo fluido y trepidante de las escenas o la psicología de los personajes. Un libro que nos recuerda las temibles consecuencias del fanatismo político con un estilo dostoievskiano en el que «podemos perdonar fácilmente a un niño que teme a la oscuridad; pero la real tragedia de la vida es cuando los adultos le temen a la luz.» 

LO MEJOR: La ambientación de la novela. Descubrir que los crímenes son, en realidad, una excusa del autor para desarrollar un thriller político e histórico de gran complejidad psicológica que cuestiona aspectos de la sociedad actual. La visualidad de la prosa en la que predominan las imágenes monocromáticas, transmitiendo una sensación desoladora. La evolución de la relación entre la pareja protagonista. 

LO PEOR: El descuidado tratamiento de los asesinatos, cuya resolución resulta precipitada y decepcionante en comparación con el resto de la novela. Los detractores de la novela que argumentan la falta de morbosidad del autor o su objetividad en la descripción del régimen soviético de Stanlin. La escasa repercusión de la novela hasta su reedición coincidiendo con el estreno de la adaptación cinematográfica. 

Sobre el autor: Escritor y guionista inglés, Tom Rob Smith estudió Literatura Inglesa en el St. John's College de la Universidad de Cambridge, completando su formación en Escritura Creativa en la Universidad de Pavía gracias a la Beca Harper Wood. 

Tras terminar sus estudios, Smith se dedicó primero a la escritura de guiones para la televisión con la BBC mientras preparaba su primera novela, El niño 44, inspirada en el caso del asesino en serie Andrei Chikatilo. Smith logró un gran éxito con esta novela, siendo ganador del Ian Fleming Steel Dagger, el Galaxy Book Award o el Waverton Good Read, además de quedar seleccionado para el Man Booker o el Costa Award. 

El niño 44 fue llevada al cine en 2015 contando con la producción del cineasta Ridley Scott.

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